En la portada: Julian Kanarek…

Lo digital debe echar luz sobre la democracia

Lo digital debe echar luz sobre la democracia

Acreedor al Napolitan Victory Award como Consultor Digital en 2019, el uruguayo Julián Kanarek suma un vasto y versátil recorrido al frente de Ciudadana, la empresa consultora que sigue marcando tendencias con campañas exitosas a nivel mundial y que ya fue reconocida como Empresa Digital del Año por la Washington Academy of Political Arts & Sciences®. 

A sus 38 años, el uruguayo afirma que contar con talento colectivo, en su equipo, es clave para alcanzar el éxito y no descarta retomar muchos de sus sueños y aficiones como la arquitectura o pilotear aviones. 

En su el libro Trascender el reactivo, el estratega busca que analicemos la construcción discursiva de manera profunda y novedosa sobre cómo se da el manejo de las redes sociales para formular un discurso alternativo al que domina ese espacio virtual. 

En esta entrevista con Washington COMPOL, el consultor describe su recorrido hasta la fecha en la industria política y reconoce que parte del éxito en sus campañas, se debe al equipo de alto nivel que le acompaña.

Julian Kanarek en la portada de la revista Washington COMPOL - Edición 6
Julian Kanarek en la portada de la revista Washington COMPOL – Edición 6

¿Cómo te autodefines?

Hay una dimensión personal y otra profesional que además son indivisibles. Me autodefino como un consultor que trabaja mucho con sus clientes, que estudia el contexto y los países en donde va a trabajar y que deja todo en cada uno de las campañas. 

Soy un buen formador de equipos porque el talento nunca es individual, el éxito siempre es colectivo. Creo que soy buen trabajador, muy obsesivo en la ejecución de los planes y en el entendimiento en tiempo real de toda la estrategia digital de las campañas, pero sobre todo un gran alumno que sigue aprendiendo, de los colegas, de los clientes y de los equipos que vamos formando.

¿Cómo se da ese desarrollo de habilidades? es decir, ¿cómo has logrado alcanzar aparte del éxito, también esa madurez profesional?

Ciudadana, mi empresa, nació hace casi 8 años para atender la intersección que se encuentra entre la comunicación digital y las habilidades de los gobiernos para acercarse a ciudadanos que hoy están más empoderados que nunca en su capacidad de emisión. Las redes le brindan a la ciudadanía, la posibilidad de emitir mensajes en un plano mucho más horizontal que con los antiguos paradigmas y, a partir de eso, fuimos aprendiendo que la manera de entender la comunicación mucho más como un vínculo que como una emisión unidireccional, es una conversación donde la ciudadanía tiene mucho para aportar. 

Entendimos que eso era aplicable y fructífero para gobiernos y se potenciaba en los periodos electorales. Así fuimos evolucionando desde un trabajo que fue muy bueno con gobiernos de todo el continente a trabajar también con partidos y candidatos, en toda América Latina, lo que nos permitió generar algunas campañas icónicas en países que hoy queremos mucho, porque cada vez que uno va a un país evoluciona, aprende de las diferentes culturas. 

Julian Kanarek - Washington COMPOL - Napolitans - Napolitan Victory Awards
Sobre el consultor
Nacido en Bélgica pero uruguayo, Kanarek suma grandes éxitos y ha dirigido campañas al más alto nivel, como la que llevó a la Presidencia de la República de Costa Rica a Carlos Alvarado (2018-2022), considerado hasta ese momento el mandatario más joven de Latinoamérica. El estratega ha trabajado para gobiernos, partidos políticos, organismos, marcas e instituciones como ONU Mujeres, Organización Mundial de la Salud, Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo, entre otros. Además, también ha incursionado en otras áreas, por ejemplo, fue creador de la idea original que se concretó en la película sobre la vida del expresidente uruguayo José Mujica, llamada El Pepe, una vida suprema, producida y transmitida en Netflix, premiada por la UNESCO en la Mostra de Venecia con el CICT – UNESCO “Enrico Fulchignoni” Award.

Has estudiado muchos países pero ¿tienes un sello particular?

Sí. Ciudadana tiene un equipo que siempre crece en función de cada campaña con la convicción de que nos mejoran los saberes locales. Un consultor no puede llegar a un país prometiendo que sabe todo de él.

Ciudadana tiene una metodología en la que se interioriza, estudia, viaja a cada país en donde va a trabajar y después hace una labor intensiva durante el desarrollo de la campaña que es, no solo la elaboración de la estrategia en su conjunto, sino de ejecución paralela con los equipos de campaña y seguimiento de todo lo que se está ejecutando. 

Lo anterior conlleva que entendamos a nuestros clientes y el contexto, las herramientas o los canales por los que vamos a comunicarnos pero además, la forma en la que la ciudadanía está absorbiendo cada estímulo comunicacional que la política le plantea, entendiendo que ésta no necesariamente es una materia de consumo masivo y diario como a veces en el círculo rojo creemos (como hablamos de política pensamos que es de fuerte interés de la masa y en realidad lo es de los altamente politizados).

¿Cuánto tiempo de antelación necesitas al llegar a un país para empaparte e implementar esto?

Hay veces, en casos in extremis en que nos contratan tres meses antes de la elección y nos ha ido bien, hay otros que son más pausados, controlados, estudiados donde trabajamos tres o cuatro años antes de la campaña y son los mejores porque nos permiten entender muchísimo a la ciudadanía, al candidato y al partido, pero eso no quita que no hayamos hecho campañas presidenciales donde el presidente fue electo tras cinco meses de trabajo. 

Te ha tocado levantar pedazos tras un fracaso…

Sí claro, pero el fracaso es parte de la política. En la consultoría hay como una inflación de personalidades que cuentan todo el tiempo solo los éxitos omitiendo que si gana un candidato o partido hay otro que pierde. Detrás del que perdió hay un consultor, un equipo que no necesariamente lo hizo mal, sino que trabajó, estudió, ejecutó pero no pudo alcanzar el objetivo de ganar. Estamos hablando de continentes con decenas de países donde por cada uno se presentan entre ocho y diez candidatos presidenciables, por ejemplo. 

A nadie le gusta contar las veces que pierde, pero para ganar de manera sólida tenemos que haber perdido para aprender.

¿Cómo definirías tu sello particular o el de Ciudadana?

La dedicación, el conocimiento del contenido orgánico digital que le funciona a las campañas y el peso que la creatividad debe tener a la hora de generar cualquier tipo de mensaje, desde un tuit a una campaña audiovisual vehiculizada en la televisión del país con más habitantes del continente. Cualquiera de esas cosas tiene un gran componente de creatividad. 

En la empresa tenemos la convicción de que la creatividad puede resolver cualquier problema u objetivo dentro de una campaña electoral, gubernamental o social. No significa que la creatividad sea exclusivamente plasmada en la pieza comunicacional sino que una estrategia puede ser sólida y enormemente creativa. Eso es pensar de una manera diferente las formas en las que estructuramos nuestros trabajos. 

Julian Kanarek - Washington COMPOL - Napolitans - Napolitan Victory Awards

¿Confiarías esas decisiones a alguien más?

Sí claro, tengo un equipo muy sólido que se va nutriendo de diferentes saberes en el cual trabajan politólogos, ingenieros, tenemos hombres, mujeres, jóvenes, gente más grande, licenciados en relaciones internacionales, estudiantes de desarrollo y sobre todo, comunicadores. 

Soy mejor si alrededor tengo profesionales que me superan. 

 

¿Qué buscas en tus clientes?

Las mejores campañas tienen buenos clientes y estos son quienes entienden que estamos ahí para generar una manera de saber que aporta al objetivo final e implica tomar riesgos, algo difícil de hacer en la política. 

El buen cliente es aquel que cuando ve una campaña, una idea o una estrategia y le genera cierta adrenalina en saber si saldrá bien o saldrá mal, apuesta por tomar riesgos para obtener grandes resultados. Existen entonces, dos condiciones necesarias: la capacidad para ver más allá (tomando riesgos) y el entender que el trabajo con la ciudadanía implica muchísima interacción, de la que no se puede falsear, que tiene que ser real. Implica caminar las calles del continente más desigual del mundo con una actitud de escucha activa pero sincera. 

La política es una herramienta para cambiar la vida de la ciudadanía y cada vez que esta se cruza con un político y le cuenta las problemáticas como a un amigo o al psicólogo, eso hace que las campañas sean mucho más ricas porque la gran experiencia que es en el ámbito digital se ve potenciada por el trabajo en territorio. La capacidad de tomar riesgos y la cercanía personal digital más la autenticidad son algunos de los ingredientes que nos hacen trabajar mejor a nosotros. 

No se deja de lado la campaña de tierra… 

Para nada. Lo digital puede estructurar la narrativa de toda la campaña pero no sustituye nada, ni el territorio, ni la que se da en medios masivos o los debates, sino que lo potencia y si nosotros no entendemos o los tratamos como compartimentos estancos no podemos generar una estrategia sólida en la que todo confluya hacia el objetivo final. 

En este momento de su vida ¿cuál es tu principal legado?

Mi hija Manuela (sonríe). No sé si tengo un legado, me parece un poco grandilocuente pensar que dejó un legado, pero si dejara alguno es entender que la comunicación política tiene que ser un ámbito de estudio teórico y de aplicación práctica de saberes colectivos. No alcanza con esfuerzos individuales.

Debemos aprender de los demás, entre nuestros colegas, de la experiencia y de los candidatos. Profesionalizar un ámbito como el nuestro que termina influyendo sobre una cuestión tan importante para la ciudadanía como la política es una obligación moral para quienes trabajamos en la consultoría, así como influir de una manera positiva en los procesos democráticos en los que participamos. Eso conlleva mirarnos todo el tiempo, interpelarnos sobre las herramientas que utilizamos, porque el universo digital tiene muchas tentaciones que pueden llevarnos a utilizar atajos hacia los resultados que no necesariamente aportan a la democracia. Tenemos que defender una suerte de sostenibilidad de la industria porque sin democracias fuertes no habrá consultores exitosos.

Julian Kanarek - Washington COMPOL - Napolitans - Napolitan Victory Awards

¿Podemos conocer algunos planes para tu futuro y el de Ciudadana? 

Ciudadana siempre está generando proyectos y campañas que trascienden lo digital y buscan potenciar el conocimiento de que puede acercarnos a las personas. 

Estamos trabajando en proyectos institucionales, políticos y sociales que tienen impacto en casi todos los países del continente: de Estados Unidos a Argentina pasando por México, Panamá, Guatemala, Brasil, Uruguay, entre otros. 

También tenemos una dinámica interna que promueve la innovación en la generación de ideas y contenidos a partir de la cuál se están ideando y ejecutando proyectos tan diversos como uno de financiamiento electoral a través de NFTs hasta una serie de ficción. Buscamos desafiarnos más allá de lo que nos piden los clientes y tener, además, proyectos propios.

¿Hay algún proyecto que tenga una especial trascendencia en tu trayectoria? 

Sí, todo el trabajo para ONU Mujeres que se inició en Uruguay en 2015, pero que a través de los años se extendió a todo el continente y luego a nivel mundial. Nos genera muchísimo orgullo porque habla de una temática, lamentablemente transversal, como la desigualdad y la violencia de género, la inequidad, el bajo acceso a los cargos de decisión en la política, problemáticas para las que hemos trabajado de forma honoraria a lo largo de los años

Nuestro aporte a la sociedad en su conjunto, tanto desde lo que hacemos en Uruguay como lo que hacemos en todo el continente es trabajar de manera gratuita para una causa en la que entendemos que hacer activismo implica generar campañas que pongan en la palestra pública la preocupación que genera este tipo de problemáticas. 

Así hicimos campañas de inserción en el deporte de las mujeres, de sensibilización y visibilización de los femicidios, de educación en la equidad de género desde la infancia, de empoderamiento de las mujeres políticas. Todas nos generan un profundo orgullo además de un aprendizaje constante de los diferentes aspectos que integran esta temática y que además, tienen una correlación en un universo electoral.

CIUDADANA - Julian Kanarek - Washington COMPOL - Napolitans - Napolitan Victory Awards
Ciudadana fue reconocida como empresa digital del año.
Kanarek describe que su empresa, Ciudadana tiene ya 8 años de existir y ha recibido varias distinciones alrededor del mundo por los trabajos y por la experiencia acumulada tanto a nivel individual como colectivo. “Ser reconocidos en una instancia tan importante como Napolitan Victory Awards, no es un objetivo en sí mismo, pero es un gran resultado porque implica el reconocimiento de nuestro trabajo por un jurado continental integrado por una cantidad de colegas que nosotros admiramos mucho”, expuso. Agregó que el galardón les genera un enorme orgullo colectivo “porque significa que no solo estamos haciendo el trabajo de una manera que la valoran nuestros clientes”.

¿A quién admiras?

Admiro mucho más gente de fuera de la profesión, no porque no respete o admire a mis colegas, pero me parece que gran parte de lo que uno se debe nutrir, tiene que estar afuera de los ámbitos de la comunicación política estrictamente. Admiro a los políticos que se comprometen verdaderamente por las temáticas por las que luchan y en ese contexto, profundamente a mis padres que no son políticos pero que hicieron una vida de compromiso con la sociedad en la que vivían. 

¿Cómo incursionas en este campo?

Vengo de la publicidad, del ámbito creativo. Antes de trabajar como consultor político trabajé en el periodismo, en la publicidad, en la comunicación institucional y en la comunicación política dirigiendo la comunicación de un ente público en Uruguay. 

Durante un paso por organismos estatales me di cuenta que la profesionalización de este campo estaba muy verde y me interesaba aportar de alguna manera. Eso me llevó de un proyecto a otro, de la comunicación institucional a la generación de una película que permitía mostrar a Uruguay de una manera potente alrededor del mundo que terminó exhibida en el Festival de Venecia pero además colocada en la plataforma Netflix de manera global. Eso me demostró que determinadas ideas que tienen una vinculación entre la política, la filosofía y la comunicación pueden ser exhibidas globalmente porque algunas tienen formas de consumo que aplican para diferentes contextos y uno podría ser la comunicación política. 

Entonces de la creatividad salté a la comunicación institucional, de ahí a la comunicación gubernamental, de ahí a la comunicación política y después puse mi empresa con mis dos socios que son Nacho Vallejo y Milena Guillot, para que trabajara sobre el conocimiento que hay que tener para profesionalizar la comunicación política. Son ocho años de ir transformándonos en función de los conocimientos que ya tenemos. 

¿Qué has sacrificado en esta profesión?

Horas de familia, pero no sé si he sacrificado mucho porque me apasiona lo que hago. He sacrificado tiempo de calidad en el hogar y muchas horas de sueño. Pero un sacrificio implica un sufrimiento, el único sacrificio que hay en ese caso son horas de cariño, amor y funcionamiento familiar pero también la convicción de que quienes te acompañan saben lo que te gusta y cuánto te gusta. Implica caminar juntos hacia los objetivos, entonces, con maneras creativas se va paliando todo. 

Por lo que veo, estás construyendo un mundo mejor… 

Sí, eso es lo que intentamos. 

Si pudieras dedicarte a algo más ¿qué sería?

De niño quería ser arquitecto, después diseñador de interiores, todo tiene que ver con algo que plasma, me parece, la creatividad. También hice un curso de piloto que no terminé nunca, trabajé en el cine, la publicidad, el periodismo, creo que

cualquiera de esas cosas me gustaría hacerlas, volver a volar aviones, me gustaría pensar en la arquitectura y me gusta mucho viajar, o sea que cualquier cosa que implique todas ellas, sería un desafío que me gustaría hacer. 

Hablando de campañas ¿hay alguna que recuerde de manera especial y por qué?

La primer campaña presidencial que hicimos, que la ganamos, la recuerdo con mucho cariño porque el expresidente de Costa Rica, Carlos Alvarado, tenía una intención de voto del 4% cuando nosotros arribamos a abordar su estrategia y ganó la segunda vuelta con el 61% con una campaña orgánica, digital, cercana, de un candidato que cuando arrancó la campaña tenía 37 años y el 50 por ciento del padrón electoral tenía menos de 40. 

También una de ONU Mujeres que se llama Todos somos mujer que la hicimos para Uruguay pero que rápidamente nos pidieron que la tradujéramos al francés, al portugués y al inglés y terminó pautada en toda Europa y además en África subsahariana por ejemplo, esto nos muestra la posibilidad de que una idea pueda llegar a ciudadanos de cualquier lugar del mundo porque el mensaje es muy potente. Todos los medios que la emitieron donaron sus espacios, sus tuits, los celebrities que la compartieron, todos estaban comprometidos con una causa. 

Una pieza pensada y creada en Uruguay para el contexto latinoamericano que termina en África subsahariana es una gran demostración de que la creatividad puede resolver cualquier problema. 

Éxito versus estabilidad emocional ¿qué prefieres?

No creo que haya que contraponerlas. Se puede tener ambas. 

Julian Kanarek en los NAPOLITANS 2022 donde se presentó la revista Washington COMPOL, donde él fue protagonista de la portada.
Julian Kanarek en los NAPOLITANS 2022 donde se presentó la revista Washington COMPOL, donde él fue protagonista de la portada.

¿Qué te emociona?

Muchas cosas. Hay una parte del trabajo que es tocar las fibras emocionales, y cuando hablamos de eso implica reírse o llorar porque muchas veces pensamos en qué nos emociona, pero para producir cosas que a los demás les provoque algo hay que tener una capacidad sensitiva y emocional importante. 

Me emocionan los buenos productos comunicacionales, las buenas relaciones humanas, hemos tenido por suerte muy buenas relaciones humanas con nuestros clientes y eso requiere un conocimiento mutuo muy importante pero además una forma de trabajo que implica mucho más que lo profesional. 

¿Te habrás decepcionado alguna vez?

Sí, pero me parece que todos en nuestros ámbitos profesionales y personales nos decepcionamos. Cada vez que se empieza un proyecto se tiene una ilusión de cómo culminará, no alcanzar el objetivo o la forma de relacionamiento esperado puede ser una decepción o un aprendizaje. La decepción hay que asumirla como parte de la vida y no hay que problematizarla tanto. 

Sabemos que no nos vamos a llevar bien con todo el mundo y no vamos a convencerlos a todos de que lo que hacemos está bien, con que quienes confían en nosotros así lo crean, ya tenemos una gran parte del trabajo hecho.

¿Puedes compartirnos la decisión más difícil que hayas tomado durante tu trayectoria?

Esas decisiones son coyunturales y suelen darse en campañas con altísima exposición, La dificultad tiene que ver con la presión del momento, la importancia radica en mantener la calma.

Las campañas suelen tener desafíos profundos que se transforman en crisis: puede ser un quebranto de salud de un candidato que lo saca de la campaña o una crisis de reputación por una temática específica. Ahí hay que decidir rápidamente y aplicar lo que en frío aprendimos. 

Creo que lo que sustenta nuestro trabajo es la firmeza para tomar las decisiones y la rapidez para aplicarlas en un mundo en el que la inmediatez se ha vuelto moneda corriente en la comunicación. De esas tenemos muchas. Es muy fácil decirlo ahora, sentado tranquilo, mientras tomo mate, pero hay muchísimas, cuando empieza una campaña, son día a día. 

¿Cuál es tu principal aporte en el libro Trascender el reactivo?

Julian Kanarek durante la presentación del libro 'Trascender el Reactivo'
Julian Kanarek durante la presentación del libro ‘Trascender el Reactivo’

Hay una serie de personajes alrededor de la política mundial que se dieron cuenta que la provocación es una forma de atraer la atención de medios y el resto del sistema político. Esas provocaciones implican posturas que muchas veces son nostálgicas, autoritarias, xenófobas, pero muestran el pensamiento de gente que promete un pasado más estable que el presente. 

Toda esta elaboración tiene una forma de implementación discursiva que se sustenta en el funcionamiento de las redes sociales: provocar para aparecer y generar respuestas, respuestas que garantizan el centro de la atención dentro de la escena política. 

Eso genera para el resto de los integrantes del sistema político o de la conversación democrática un desafío que es ignorar la provocación o responder a ella y esa falsa dicotomía lo que hace es alimentar todo el tiempo las posturas provocadoras que hacen que todo lo que está hoy (desde la extrema derecha hacia la izquierda), no tenga un espacio de construcción discursiva propia. Son reactivos.

Están todo el tiempo reaccionando, defendiéndose de los ataques o denunciando la aberración que dice alguien que está provocando específicamente. Esa capacidad discursiva en las temáticas que ellos quieren hace que el resto de los integrantes de la agenda pública se vean relegados, que no tengan la capacidad como para construir agendas alternativas que implican pensar un relato comunicacional, político y ciudadano distinto. Y no uno que sólo está atendiendo el peligro que puede tener Francia si gana Le Pen, en EE.UU. si vuelve Trump, o Brasil si tiene la continuidad de Bolsonaro. 

Esas provocaciones que hoy en día vienen de la ultraderecha hacen descuadrar la capacidad política y discursiva del resto de los integrantes de la política en general. Lo que se está haciendo todo el tiempo es hablar de medidas políticas que ayuden a la contención de lo que se entiende como una aberración discursiva que es lo que está planteando la ultraderecha, pero no necesariamente se están elaborando utopías propias que se puedan traducir en planes de gobierno específicos para ofrecerle a la gente una alternativa que no solo es política sino que es discursiva: “no vamos a llegar ahí solo porque somos la respuesta a ese peligro sino porque además de serlo, somos buenos en esto, esto y aquello”. Ese me parece que es el aporte más grande que tiene el libro, poder interpelarnos todos sobre cómo estamos construyendo discursivamente en un ámbito profundo y nuevo como son las redes para implantar un tipo de discurso alternativo al dominante. 

“La sensatez tiene poco marketing y la moderación, pocos defensores”, se lee en la primera parte. ¿Estamos en una lucha sin sentido?

Estamos todo el tiempo atraídos por las disrupciones y estas implican una cierta provocación a lo que entendemos como normal. Entonces, ante esas provocaciones muchas veces existe la tentación de responder con una postura altisonante, que suba los decibeles. 

Las redes potencian eso porque están diseñadas algorítmicamente para mostrar aquello que atrae más interacción: si alguien hace un tuit enormemente polémico va a generar una cantidad de respuestas que garantizan visibilidad; eso hace que quienes están totalmente en contra, reaccionen constantemente, entonces la moderación queda en un espacio en que hay que sostenerla en el tiempo aunque no atraiga atención. Tiene pocos defensores, porque se busca el camino del corto plazo, atraer la atención hoy. La inmediatez va modificando la forma que tenemos de pensar y hacer la política, eso representa un desafío nuevo. 

Galardón al Consultor Digital del Año
Para el experto uruguayo, la distinción obtenida no hubiera sido posible sin el extraordinario equipo que le acompaña más los clientes que depositan su confianza, es entender que la consultoría digital “puede renovar la forma en que entendemos las campañas en su conjunto, aportando desde la centralidad que tiene el universo digital”.
Especificó que cuando su carrera tiene que ver con la generación de contenidos digitales que pueden ser desde un audio de WhatsApp, un video de Tik Tok, una película puesta en Netflix, cuando los emisores pueden ser un presidente, un director laureado de cine o un candidato a una jurisdicción muy pequeña de una ciudad en el continente “todo redunda en que la capacidad de unir las habilidades digitales de emisión con una actitud de escuchar a la ciudadanía, que lo digital debe sumar para el diálogo democrático”.

En los medios, se dice que publican lo que el público quiere y a veces, ¿es sangre? ¿cómo se puede combinar esto?

Hay que mantener un esfuerzo centrado, tolerante y fundado a largo plazo. Los medios de comunicación pueden tener esa mecánica y son empresas privadas que lo que terminan haciendo es proponer una relación de generación de contenidos con los espectadores; pero la política no necesariamente tiene que incorporar esa forma, pueden ser más responsables a largo plazo y decir: “aunque hay temáticas que van a atraer más atención por ser cortoplacistas, nosotros nos vamos a concentrar en otras”. 

El teórico de la comunicación, Niklas Luhmann habla de cómo están representadas las disrupciones en los medios, que lo que nos interesa mucho más que es lo que rompe la normalidad, es una característica de los medios que se traslada a las

redes pero que no tiene por qué ser la realidad de la política.

La política puede encargarse no sólo de lo que genera más atención, sino también de lo que no necesariamente genera tanta atención al momento pero es importante para la continuidad de los estados. 

¿Cómo abordar la consultoría política en un mundo con ciudadanos menos reflexivos, más impulsivos, menos tolerantes?

Teniendo como convicción de que si nosotros a esa llama que ya está encendida le tiramos gasolina, lo que vamos a estar haciendo es generar un incendio más grande. 

Es bastante fácil insertarse en el mundo de la crispación, de la provocación y atraer la atención hacia nuestros clientes pero es insostenible en el tiempo para los sistemas democráticos y ahí nos debemos a la tarea de reflexión conjunta sobre nuestra tarea y la profesión que está muy cerca de los tomadores de decisión y que no puede ser ajena al deterioro democrático. 

La consultoría, y en especial lo digital, debe echar luz sobre la democracia potenciando la participación, el diálogo, los intercambios. Debemos reivindicar las herramientas, pero sobre todo su utilización ética y genuina.

No podemos denunciar todo el tiempo el deterioro democrático y no hacernos cargo como industria de la parte en la que somos responsables, los caminos cortoplacistas implican un deterioro que es muy sensible para la sociedad toda. 

¿Cómo laboraron durante la pandemia? 

Hicimos muchas campañas en el mundo para organizaciones continentales. Por suerte no vimos afectada nuestra cantidad ni calidad de trabajo. Aprendimos mucho porque fue un desafío, pero concluimos que estábamos preparados para un universo digital y eso nos permitió afrontar campañas locales, provinciales y presidenciales en la pandemia.

Durante 2020, Ciudadana ganó todas las elecciones en las que trabajó y eso fue en el medio de la pandemia con muy pocas posibilidades de viajar, para mí ahí hay un aprendizaje y es que la empresa estaba pronta para ese desafío. 

En tu libro te centraste mucho en Twitter y demás redes sociales, ¿cómo balancear protección de contenidos o libertad de expresión?

Es un desafío que tiene todo el sistema mediático actual y se está discutiendo mucho: la regularización de redes sociales, algo en lo que la Comunidad Europea va más avanzada que el resto de los integrantes del sistema político mundial, pero va avanzada en legislar luego de que la realidad nos haya impuesto algunas nuevas realidades. Hay muchos autores hablando del algoritmo, de cuánto están definiendo los contenidos a los que estamos accediendo y cómo ese acceso va moldeando la forma en que tenemos que pensar la política. 

Ahí hay una pregunta que me parece que es central pero que además termina eclipsando el resto de las dimensiones que tenemos que analizar y es: ¿debemos defender la libertad de expresión o la curación de contenidos? porque hay muchos que no deberían circular de manera libre por las redes porque son elementos de fake news o posverdad.

No tengo la respuesta a ello porque es muy compleja, me parece que cualquiera que pueda dar una respuesta sencilla a un problema tan complejo, está simplificando la problemática. Pero hay que entender que todas las amenazas a la libertad de expresión son peligrosas, banear las cuentas del presidente Trump durante la pandemia pudo ser muy popular porque en ese momento lo pedían ciertos sectores de la población, pero es un problema porque si en el futuro esta potestad está a cargo de empresas privadas como Twitter o Facebook, y a quien quieren acallar es a un líder que tiene otra visión global, como la que tenía Trump, vamos a haber generado un antecedente que permite eso.

Que sean las empresas privadas las que se arrogan la capacidad de velar por la libertad de expresión también es complejo y tiene que ver con una temática que estudia el filósofo francés Eric Sadin que es cómo la política va delegando en empresarios el pensar el futuro o su capacidad de articular sobre el presente las soluciones al problema que generan esas plataformas. Cuando los estados renuncian a legislar sobre estas temáticas por la vía de los hechos, lo que están haciendo es delegar en empresarios privados la capacidad de decidir qué contenido queda y qué contenidos se borran. 

Este cambio de época con nuevos paradigmas y modelos, así como con hiperestimulación ciudadana ¿qué retos presenta a la consultoría política?

Entender los canales por los que se comunica la ciudadanía sin santificar ni crucificar a ninguno. En Ciudadana decimos que no somos ni digitales ni analógicos sino que combinamos lo mejor de ambos mundos para generar estrategias comunicacionales efectivas y para ello no podemos coartarnos ninguna posibilidad de vinculación. Esto implica entender el universo en el que están inscritos los ciudadanos, esta hiperestimulación no es solo por los modos que genera el consumo digital que es ver videos en tres segundos y si no nos gusta, cambiar de canal, mirar tres pantallas al mismo tiempo, consumir contenidos escritos que no deberían pasar de los 280 caracteres. 

Existe una hiperestimulación digital pero a eso se le suma la hiperestimulación cultural, auditiva, sensorial que uno tiene al recorrer una ciudad de América Latina que son un conjunto de estímulos visuales, políticos, culturales, en el que debemos insertarnos más allá de lo digital. Entender que el espacio de atención que obtenemos de la ciudadanía es muy corto en duración y superficial en profundidad.

La consultoría política debería poder aportar a que el relacionamiento sea más simple, más de entendimiento y empatía, auténtico y real, más cercano y que no tenga fórmulas pre hechas, cada desafío es distinto. 

Has implementado un proyecto relacionado a NFTs ¿en qué consiste y cómo funciona?

Ciudadana está todo el tiempo desafiándose a sí misma en proyectos que implican una vinculación con la ciudadanía y con la política innovadora. Hemos desarrollado vínculos a través de WhatsApp con los candidatos, utilización de tecnologías preexistentes con nuevos fines como usar un espirómetro para bajar los niveles de consumo de alcohol en jóvenes antes de entrar a las discotecas, potenciamos la georreferenciación de casos de Dengue y Zica con dispositivos informáticos escolares, entre otros. Hoy tenemos dos proyectos de NFTs, los NFTs son tokens no fungibles: una forma de generar arte digital que es comercializado usualmente con criptomonedas. 

La primera es NFT For Politics, una compañía que tiene en su génesis una forma de vincular el arte digital con las capacidades de financiación de las campañas a través de contenidos innovadores. Busca poder brindarle a los candidatos, partidos y a la política en general un instrumento de financiación innovador pero además que promueva la participación. El arte y la política tienen una larga historia que las vincula, se trata de potenciar las nuevas tecnologías para adaptarse al momento.  Brinda la capacidad de aportar a una campaña fondos que son descentralizados, transparentes y trazables pero actualizados a las temáticas que hoy en día están pidiendo sectores de la ciudadanía.

Al fin y al cabo, de lo que se trata es buscar el mismo objetivo, generar relaciones bidireccionales duraderas entre la política y la gente, tomando no solo sus demandas sino también sus lenguajes. Con nuestra plataforma cualquier partido o candidato podrá crear sus NFTs, es decir, activos digitales como una foto o un video pero que son únicos y trazables, y comercializarlos para recaudar fondos con la transparencia total que proporciona la tecnología blockchain, modernizando las estructuras de financiamiento que tienden a ser opacas y generar suspicacias, pero también generando coleccionables digitales que los seguidores del candidato o del partido pueden obtener y mostrar a sus pares online. Nosotros ayudamos integralmente en este proceso, desde la creación del NFT y las decisiones técnicas (elección de la blockchain, la metadata del NFT, etc) hasta la estrategia de comunicación asociada a su distribución y el compliance con la legislación local. 

Por otro lado hemos fundado Beality que es otra compañía que trabaja con NFTs para financiar el funcionamiento de instituciones, colectivos y ONGs comprometidas con el trabajo social.

Se crea un acervo cultural o se gestiona el existente y también se crean NFTs que se comercializan con el objetivo de que la ciudadanía digital. Se crean piezas audiovisuales, o se reconvierten las existentes, para luego transformarlas en NFTs que la organización pueda comercializar con el objetivo de que la ciudadanía digital se pueda comprometer con el sustento económico de las causas que le resultan importantes, pero recibiendo algo a cambio. Algo que, para la organización no representa ningún costo, pero que para el ciudadano es increíblemente valioso, ya que es un artículo coleccionable digital que señala a sus pares la contribución que él realiza a la causa.

 

Jessica Osorio is the editor-at-large of the esteemed magazine Washington COMPOL. With over thirteen years of experience in communication, she is a seasoned journalist and social communicator. Her work at Washington COMPOL showcases her versatility and unwavering commitment to the field of political journalism. With her wealth of experience and passion for communication, Jessica is an influential figure in the realm of political media. Her extensive knowledge and professionalism make her a valuable asset to the industry.